Catar un vino consiste básicamente en tomarse el tiempo necesario para pensar qué es lo que estamos bebiendo. Si se centra toda la atención en el vino mirándolo, oliéndolo y probándolo se tendrá la posibilidad de experimentar todos sus matices.
La forma más lógica de abordar un vino es:
1 A través de la vista.
2 A través del olfato.
3 A través del gusto.
Lo más difícil de apreciar un vino consiste en describir verbalmente con detalle y precisión las sensaciones percibidas en la degustación. A este objetivo se arriba mediante un mecanismo que requiere, en primera instancia, educar los sentidos, memorizar las sensaciones percibidas y, finalmente, un vocabulario que permita traducir esas impresiones en valores probables. Y ante esto, cabe decir que la cata de vinos es una operación sumamente subjetiva y que genéticamente está comprobado que no hay dos personas que perciban de manera idéntica. Si a eso le sumamos las preferencias individuales seguramente encontrará descripciones que no comparta.
La cata es todo un ejercicio personal. Piensa en cuáles son los vinos que más te gustan e intenta expresar el por qué de tu preferencia ¿Es dulce o seco? ¿Le da sensación de suavidad en la boca o aspereza? Compara estas sensaciones con productos que puedas reconocer e identificar y describir con tu propio lenguaje.
Distinto es si hablamos de una cata profesional, donde el uso de la terminología propia es imprescindible para que los términos empleados tengan el mismo significado para todos.
Fig. 1 Copa de vino tinto para ser catada
_____________________________________
http://tureceta.files.wordpress.com/2009/04/vino-tinto.jpg visitado el 02 de Diciembre, 9:31 p.m
http://www.interpatagonia.com/vinos/catar.html visitado el 02 de Diciembre, 9.45 p.m